Al Santísimo Cristo de la Salud y de las Aguas
Señor, alzo la mirada hacia tu venerable cruz de
la vida, con las
manos enlazadas y dobladas mis rodillas, ante
nuestro Altísimo
Cristo de la Salud y de las Aguas. Para decirte
con profundo amor
y ciega fe que una pandemia endiablada, azota
nuestras vidas, con
cólera embravecida y que ha enmudecido la voz de
nuestras calles,
doblega nuestra libertad con muerte y enfermedad. Estos
momentos nos hacen recordar sin dar lugar a la
duda de que los
recursos del Señor son infinitos. Señor, desde el
manantial de amor
que irradia tu cuerpo crucificado ,me respondes,
sin la necesidad
de mediar palabra porque bordas en mi alma, la
certeza de que no
hay mejor refugio que el corazón de Dios, ni lugar
más seguro que
tus manos. Cuando a tu pueblo le fallan las
fuerzas, nos basta con
mirarte y prontamente descubrimos que Dios, es más
que
suficiente para secar la furia del mal. Porque lo
que no procede de
Dios, no es omnipotente ni es perecedero y por
eso, esta pandemia
se acabará marchitando como endeble carroña. Solo
el amor de
Dios es eterno y confiando en tu misericordia y
esperando bajo la
luz de tu cruz, sé que pronto nos librarás de las
sombras
tenebrosas en las que vivimos. Eres el escudo
divino capaz de
convertirnos, en almas que lo tienen todo porque
el que se ampara
a ti, nada le falta. ¡Bendito sea el Señor que
tanto nos quiere!
¡Amén!
Reflexión efectuada por Dña. Pilar Aranda, presentadora del cartel de la salida procesional del año 2020